Taller La Plena

Los Cua

Los cua son instrumentos de percusión tradicionales puertorriqueños compuestos por dos piezas de bambú de diferentes tamaños. Su nombre deriva de la palabra "cua", que significa "acompañante", reflejando su función esencial como base rítmica en la música folclórica. El bambú más grande produce un sonido más agudo, mientras que el más pequeño genera un tono más fino.

Originalmente se tocaban directamente sobre la superficie del barril de bomba, sin plataforma separada. Algunos artesanos modifican el bambú creando orificios adicionales para producir variaciones sonoras únicas. Los cua representan la esencia del acompañamiento rítmico en la tradición musical puertorriqueña, conectando generaciones con sus raíces culturales ancestrales.

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El Pandero

El pandero es un instrumento de percusión tradicional puertorriqueño que combina artesanía histórica con sonoridad única. Su marco se elabora con materiales reciclados de carátulas metálicas de anuncios publicitarios de los años 70-80, unidos con remaches para crear la forma circular. Los cáncamos se trabajan a mano en yunque de hierro, martillándolos hasta lograr la curva perfecta que abraza las anillas del cuero.

Este pandero de 1976 forma parte de los primeros productos del taller, llevando inscrito el estribillo "Tuntuneco" que conecta con las festividades tradicionales de Loíza. Más que un instrumento musical, representa la creatividad de los artesanos puertorriqueños que transformaban materiales cotidianos en herramientas de expresión cultural, preservando un legado sonoro que acompaña desde vejigantes hasta procesiones religiosas.

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Barril del Siglo XVIII

Este barril representa una innovación hacia el pasado: la reconstrucción de un modelo del siglo XVIII basado en una fotografía histórica. A diferencia de los barriles modernos, utiliza seis amarres de bejuco (originalmente eran cuatro) ubicados en la parte inferior cerca de los pies, en lugar de las cuñas superiores actuales. Construido en roble blanco, se afina mediante exposición al sol o al fuego, siguiendo técnicas ancestrales que se habían perdido en el tiempo.

Los bejucos se obtienen de áreas boscosas rurales de Puerto Rico, se cortan verdes y se moldean en ruedas metálicas hasta secarse para formar los amarres circulares. Este proceso de construcción toma aproximadamente tres meses, comparado con los dos meses de un barril moderno. Actualmente, es el único artesano conocido que ha logrado recrear esta técnica primitiva, rescatando una tradición de afinación que marca un hito importante en la evolución de la construcción de barriles de bomba puertorriqueños.

Barril de Cuña

El barril de cuña puertorriqueña es original de los sectores del norte de la isla y áreas costeras. Este modelo evolucionó históricamente: durante el siglo XVIII la cuña se posicionaba en la parte inferior del barril, pero gradualmente fue subiendo hasta ubicarse entre 2 a 3 pulgadas cerca de la boca del cuero, donde se encuentra actualmente. Esta evolución permitió una afinación más precisa y práctica para los tocadores.

Construido en roble blanco europeo, utiliza duelas pre-hechas de barriles de ron que se adaptan mediante técnicas especializadas. Su afinación consiste en impactar la superficie de la cuña con un martillo de metal, y lleva tres flejes metálicos que abrazan el barril para mayor resistencia. Este barril representa las primeras generaciones que a finales del siglo XVIII y principios del XIX lograron forjar la tradición de la bomba puertorriqueña, siendo el antecedente del moderno sistema de llaves.

Barril de Torniquete

El barril de torniquete se afina aplicando rotación a los taquetes de madera entrelazados por sogas trenzadas, principalmente atadas a la boca inferior del barril. El torniquete es el palito central al que se le da rotación, creando presión en la soga que abraza el bejuco y permite afinar el cuero al gusto del tocador. Esta técnica de afinación mediante rotación ofrece mayor control y precisión que otros métodos tradicionales.

Se estima que el uso de soga en esta técnica proviene de las Islas Guadalupe, llegando a Puerto Rico a través de procesos de tránsito e intercambio de saberes caribeños. La trenza no solo cumple una función estética, sino que es esencial para mantener la afinación estática una vez aplicada la rotación. Este barril representa la influencia de la cuenca caribeña en la evolución de los instrumentos de bomba puertorriqueña, mostrando cómo las tradiciones africanas se manifestaron de diferentes formas a través del Caribe.